El entierro del Señor de Orgaz

El entierro del Señor de Orgaz, popularmente llamado El entierro del Conde Orgaz, fue la obra cumbre de Doménikos Theotokópulos, conocido por El Greco. Este pintor del siglo XVI fue uno de los artistas que mejor supo entender y desarrollar el Manierismo.

A continuación dejaré un video que explica paso a paso esta maravillosa obra.





Fuente: Artehistoria.com

El Bosco

En el mundo del arte hay obras que poseen un tinte perturbador. El cuadro de Hieronymus Bosch, el Bosco, es uno de ellos. Se trata de un tríptico cuyas partes son: el Paraíso (izquierda), el Jardín de las Delicias (centro), y el Infierno (derecha).


EL PARAÍSO

Esta primera sección del tríptico describe el Jardín del Edén con Adán y Eva, antes de comer del Árbol del Conocimiento, en donde ninguno se esconde de la vista de Dios. Se puede observar cómo los animales y la naturaleza los rodean armónicamente.



EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

La pieza central de este tríptico del Bosco representa muchas de las actividades humanas, fundamentalmente las que implican realciones entre hombres y mujeres. En la Edad Media era popular creer que la lujuria era el origen de todos los pecados y que después aparecieron el resto. También se creía que la fuente de esta tentación y del pecado era la mujer. Siguiendo el ejemplo de Eva que engaño a Adán, se pensaba que las mujeres no se podían ayudar por sí mismas.



EL INFIERNO

La parte final del tríptico, es la reresentación de ese lugar de terror, conocido como infierno. Es una escena que representa el resultado de una vida de inmoralidad y pecado, donde el artista describe diferentes castigos para los diferentes pecados.


Fuente: http://www.spanisharts.com/prado/e_bosch.htm

Los Niños Llorones de Bruno Amadio

Bruno Amadio fue el pintor de la serie llamada “Los niños llorones”. En dichos cuadros, Giovanni Bragolin, pues con este nombre firmaba sus trabajos, pretendía mostrar el horror de la guerra en las lágrimas de esos niños desdichados y huérfanos, símbolo más que gráfico de las desgracias que dejaba el conflicto bélico allí por donde pasaba.

Cuenta la historia que Bruno Amadio pintó un total de 27 cuadros en esta serie y que todos los niños vivían en orfanatos o casas de beneficiencia. Al finalizar la II Guerra Mundial, Amadio se traslada a vivir a España. Primero a Sevilla, donde pasa varios años de su vida y más tarde a Madrid, donde se le pierde totalmente el rastro.

Al igual que su vida, la leyenda que le acompaña también tiene un origen incierto. Según cuenta la versión más extendida, Bruno Amadio, harto de ser un pintor de tres al cuarto, pactó con el diablo para poder tener la fama y el reconocimiento que se merecía. La cuestión es que, de la noche a la mañana, sus cuadros se hicieron muy populares y a mediados de siglo eran un tesoro preciado del que se hacían cientos de reproducciones todos los años. En algún lugar debió de ocurrir un incendio en el que lo único que se salvó fue el cuadro del niño llorón y aquí fue donde se desencadenó la leyenda que conocemos hoy en día. Las casas donde se cuelga uno de estos originales arden en llamas y son fuente de fenómenos extraños.

En una de las versiones de la leyenda urbana se cuenta que el primer cuadro que pintó Bruno, se quedó en el mismo orfanato de dónde era el niño retratado y que dicho orfanato ardió hasta los cimientos a los pocos días, todos murieron abrasados, incluso el propio niño que fue pintado por Amadio en el cuadro que, misteriosamente, fue el único objeto que no fue pasto de las llamas. De esto modo, el espíritu del niño quedó atrapado de algún modo en el lienzo que arrastraría la terrible maldición por el resto de los días.

En fin, al final de los años setenta la leyenda se extendió como la pólvora y los testimonios sobre la mala suerte de todos aquellos que poseían uno de los cuadros de la colección se multiplicaban por momentos. Nadie quería tener uno de estos cuadros en su casa y las copias dejaron de realizarse por falta de pedidos. Todos fueron descolgando sus cuadros y arrinconándolos en los desvanes si no deshaciéndose de ellos lo más rápido posible.

Aquí algunos de los 27 niños llorones de Bruno Amadio:






De todos los cuadros de los niños llorones, el más inquietante de todos es éste último que he colocado. Y es que si giramos el cuadro 90 grados hacia la derecha, podemos ver cómo un pez está devorando la cabeza del niño.




Fuentes: tejiendoelmundo.wordpress.com y Google images.


El misterio de los moais de la Isla de Pascua


Los moais son grandes monumentos megalíticos que se alzan por toda la costa de la Isla de Pascua (Chile). En total hay unos 887 moais, de los cuales 288 están terminados y levantados sobre un centro ceremonial (ahu), 397 se quedaron inconclusos en las canteras y 92 a medio camino. Por lo general, pueden llegar a medir unos 4 metros de altura y pesar 13 toneladas. Presentan rasgos acusados y aguileños, grandes orejas y, en ocasiones amplios sombreros muy pesados.

Estas enormes cabezas, que probablemente representaban a los ancestros míticos de los principales linajes, se tallaban en canteras situadas en las laderas del volcán Rano Raraku. Los moais inacabados nos permiten hacernos una idea sobre cómo era el proceso para levantar uno de estos colosos:

Primero los esculpían sobre la roca madre, en posición horizontal, dejando una pequeña quilla a la espalda del moai. Concluida la parte de delante, rompían la quilla y la estatua se deslizaba por la ladera hasta un pequeño foso realizado ex profeso , donde ya resultaba fácil levantarla para terminar de tallar la espalda.

Se tallaban directamente en la roca

No se sabe con certeza cómo las transportaban finalmente hasta el centro ceremonial desde el volcán, tal vez disponiéndolas en una especie de plataforma de madera, que luego era arrastrada mediante troncos y cuerdas. Una vez en el lugar escogido, se levantaban formando una pirámide de piedras en la espalda del moai. Esta pétrea plataforma, quizá, sirviera también para ponerlas el característico sombrero, una especie de turbante elaborado con escoria roja. Por último, una vez erguido, se tallaban las cavidades de los ojos, que estaban hechos de coral blanco. Se supone que una vez colocados los ojos, el moai cobraba vida, lo cual significaba que ya estaba completo.


Fuente del texto y fotos: www.pixelteca.com

¿Qué es El Gran Buda de Leshan?

El Gran Buda de Leshan es la estatua esculpida de Buda más grande del planeta. Se encuentra en el precipicio de la cumbre Xixia a la orilla del río de la montaña Lingyun (China). Este Buda se comenzó a esculpir en el año 713 y fue terminado 90 años después. Su figura tiene una altura de 71 metros, midiendo sólo la cabeza 14,5 metros de largo y 10 de ancho. La distancia entre los dos hombros es de 24 metros y el largo de cada oreja es de 7. Además, el empeine del pie, el cual mide unos 9 metros de ancho, ¡permite sentarse a más de 100 personas!

Simplemente impresionante.




Dúplica del cuadro de Velázquez

¿Conocéis el cuadro de Las Meninas de Velázquez? ¿Sabíais que que existe una dúplica del cuadro?

Muchos expertos insisten en que pordría ser un modelo reducido del cuadro original pintado por el propio Velázquez. Sin embargo, otros expertos creen que es una copia del siglo VIII. El boceto lo guardaba Gaspar Melchor de Jovellanos, su composición es casi idéntica al original y bajo el color se aprecian líneas de lápiz que dibujan el óvalo de la cara de la infanta, así como los ojos y los cabellos. Otra diferencia es que está realizado con colores más claros y la luz es menos fuerte.

Actualmente se conserva en el palacio campestre de Kingston Lacy, situado en Dorset (Inglaterra).

El Grito de Munch

Seguro que alguna vez se han preguntado por qué Edvard Munch pintó un cuadro tan particular. Pues bien, navegando por la red he dado con un artículo muy interesante en www.erroreshistoricos.com, que logra respondernos a la pregunta:


El origen de este cuadro y de toda la obra de Munch hay que buscarlo dentro de la cabeza del pintor. Un padre excesivamente severo, una infancia enfermiza y el trauma de, siendo un niño, presenciar la muerte de su madre y una hermana llevan a Munch a sufrir serios problemas mentales que hoy en día se diagnosticarían como un desorden bipolar. El mismo Munch lo explica así:

“La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles que rodearon mi cuna y me siguieron durante toda mi vida”

La mezcla de un talento innato y su locura, dan como resultado el genio de la pintura que hoy conocemos por sus angustiosos cuadros, en donde destaca sobre todos los demás, “El Grito”.

El cuadro comienza a gestarse en una tarde de 1892 que el pintor describe así en su diario:

“Paseaba por un sendero con dos amigos – el sol se puso – de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio – sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad – mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.”

De esta visión nace primero el cuadro titulado, “La Desesperación”.

Aunque, no quedando satisfecho con el resultado, decidió pintar otro bajo el mismo título.


Aún así, el pintor seguía sin expresar lo que realmente quería hasta que un día, basándose en una momia peruana que había visto en la exposición universal de París, pintó su primera versión de El Grito de la que hizo hasta cuatro versiones diferentes.