Seguro que alguna vez se han preguntado por qué Edvard Munch pintó un cuadro tan particular. Pues bien, navegando por la red he dado con un artículo muy interesante en www.erroreshistoricos.com, que logra respondernos a la pregunta:
El origen de este cuadro y de toda la obra de Munch hay que buscarlo dentro de la cabeza del pintor. Un padre excesivamente severo, una infancia enfermiza y el trauma de, siendo un niño, presenciar la muerte de su madre y una hermana llevan a Munch a sufrir serios problemas mentales que hoy en día se diagnosticarían como un desorden bipolar. El mismo Munch lo explica así:
“La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles que rodearon mi cuna y me siguieron durante toda mi vida”
La mezcla de un talento innato y su locura, dan como resultado el genio de la pintura que hoy conocemos por sus angustiosos cuadros, en donde destaca sobre todos los demás, “El Grito”.
El cuadro comienza a gestarse en una tarde de 1892 que el pintor describe así en su diario:
“Paseaba por un sendero con dos amigos – el sol se puso – de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio – sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad – mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.”
De esta visión nace primero el cuadro titulado, “

Aunque, no quedando satisfecho con el resultado, decidió pintar otro bajo el mismo título.
Aún así, el pintor seguía sin expresar lo que realmente quería hasta que un día, basándose en una momia peruana que había visto en la exposición universal de París, pintó su primera versión de El Grito de la que hizo hasta cuatro versiones diferentes.
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